martes, 8 de mayo de 2012

Porque no engraso los ejes...


Y me lo llaman con razón. Tres semanas de abandono de Regardé. Tal vez sea una paradoja que un blog creado solo para la queja se permita semanas sin quejarse (con el superávit de motivos que hay) y hasta incluya un álbum tontamente serio (Fracasando que es gerundio, que alternará desde ahora con las entradas habituales). Pero es que son tiempos paradójicos, o para decirlo en términos que compensen mi ranciedumbre, “Súpersúper paradójicos”.

Paradoja 1. Se repite que un blog, las redes sociales, la web 2.0 en general, son la quintaesencia de la democracia, la igualdad, el amateurismo, pero curiosamente se dice también que quien no tiene un determinado número de seguidores, una actualización permanente y una presencia virtual constante no es nadie en la red. O sea, que los principios son los mismos que regían el mercado de la industria cultural de masas, con las mismas servidumbres (o peores, porque, en teoría, no había dinero de por medio –risas-) y, si cabe, un mayor carácter epidérmico y una mayor presión hacia un único ritmo de pensamiento y creación. Quien publica poco, no está. Quien piensa despacio, no es.

Paradoja 2. Algunos apóstoles de los nuevos medios no son sino grandes publicistas, bien de sí mismos (producto y agencia de publicidad en uno, y le regalamos un pesado ególatra: 3x2, como en Carrefour) o bien de sus editoriales, compañías de comunicación, o hasta de su generación. Que sí, que en la esencia misma del concepto de Generación artística o literaria siempre ha habido su parte de operación publicitaria, pero era imprescindible (qué tontos, qué primitivos) que también hubiera una obra que publicitar. Por otra parte, la sobreexposición de los artistas-vendedores crea una tercera paradoja teórico-literaria: ¿no habíamos quedado en que el autor ha muerto? Joder, con el postmodernismo…nunca había visto yo tanto autor, tanta autora, tanta autoritas y autoría arremolinadas como en este tardopostcibertultralíquidopostmodernismo, o sea que va a ser verdad que el autor no estaba muerto, que estaba de parranda.


Paradoja 3. Conocida también como la paradoja “Si vuelvo a oír a un emprendedor  reviento” o “Hasta los huevos de los putos emprendedores y los putos desafíos y las putas oportunidades”. Cuando el sistema de la búsqueda del beneficio a corto plazo sin compromisos colectivos, reglas, controles colectivos nos lleva a la ruina, cuando el asalto de unos pocos a los terrenos lentamente conquistados por los muchos adopta proporciones de revolución a la inversa (desmantelar la educación pública ahorra 3000 millones, reflotar Bankia –privada, y lo seguirá siendo, no la estamos comprando- cuesta entre 5 y 10000 millones), los medios, paradójicamente, nos ofrecen como salida redoblar los valores que causaron la ruina. Ver la crisis como una tierra de oportunidades para los más listos, mostrar ejemplos de los que “cambiaron su vida”, empezaron negocios, se mudaron, pusieron en marcha grandes proyectos, triunfaron individualmente, en fin. Los emprendedores de los cojones, resumiendo.
Y no es que a mí no me caiga simpático, como a todos, durante diez minutos, ese chico catalán que creó un programa informático y nos vende espíritu positivo y actitud dinámica. Seguramente él no es consciente de ser parte del problema, y no tiene la culpa de que le den tanta cancha y acabemos hartos de él, de su cara y su “mensaje”. Es que no queremos mensajes. No hace falta decir que la mayoría aplastante de las personas de este país no podrían ser emprendedores, aunque quisieran. No hace falta decir que reforzar los valores del individualismo a ultranza, de “puedes triunfar si te lo propones”, “aprovecha las oportunidades” tiene como corolario “sálvese quien pueda”, “perdemos todos pero ganas tú solo”, no hay nada que revisar como colectivo, como conjunto, como “nosotros”. Todo depende de ti.
 La paradoja se redondea con una coda: las historias de los dizque triunfadores-sonrientes-emprendequeteemprende son individuales, pero los tiburones son siempre un grupo anónimo y fantasmagórico: los mercados, los fondos de inversión, las grandes instituciones financieras. Los que están tras la especulación,  los que sí han triunfado con esta situación, los que han engordado su cuenta con el desempleo y la pérdida de derechos de millones…esos no tienen nombre, ni cara. Su historia de superación y “emprendimiento” (por favor, que alguien someta a tortura al creador del palabro, por ejemplo viendo en un bucle sin fin un discurso de motivación –coaching, diría él-) se nos escatima, seguramente por nuestro bien. No soportaríamos ver qué poquitos son, qué absurdamente natural es para ellos la filosofía del esfuerzo individual, del aprovechamiento de las oportunidades.

7 comentarios:

  1. Los dos primeros puntos más que paradojas, con el debido respeto (que te tengo), me parecen obviedades, hasta tal punto estoy de acuerdo.

    En cuanto al punto 3 sobre los putos emprendedores, ¿dónde hay que firmar? Y no sólo del anonimato de los tiburones y demás carroñeros financio-especulativos, sino de como se apañan para que su patrimonio personal vaya por un lado (siempre a salvo y creciendo) y el de 'sus' empresas (que hunden tan a menudo sin coste para ellos) por otra, qué gracia, ¿no?

    'Salut' y República

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  2. Bah, yo llevo seis años publicando una media de poco más de un post al mes, lo que significa que he pasado períodos de tres y cuatro meses sin un mal post. Y me leerán, como mucho, quince o veinte personas. Según todos los cánones, incluidos los míos, si tal tuviera, no soy nadie en la red. ¿Y? No ser nadie es un problema únicamente para los que quieren, o peor, necesitan ser alguien. Pobrecillos. No es mi caso, desde luego. No es el caso, creo, de nadie que se respete a sí mismo.

    Y sí, también yo estoy hasta las narices de la exaltación de la iniciativa particular, de las recetas para salvarse uno que no solo no sirven para que se las aplique cada uno y así nos salvemos todos, sino que se basan, precisamente, en que cada uno se salve a costa de los demás.

    (Cada vez que escucho las palabras "reto" o "desafío", con ese tono entre victorioso y masoquista con que las enarbolan sus adictos, me entran incontenibles ganas de vomitar. A ser posible, encima de quien las pronuncia.)

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  3. Vanbrugh, de acuerdo en la indiferencia por esa forma tonta de ciberafirmación de uno mismo. Lo de los desafíos y oportunidades...náuseas, náuseas.
    Lans, es verdad que son obviedades, pero de obviedades vive Regardé. Las contradicciones y servidumbres suelen ser obvias para todos menos para los que las viven, y en este caso parece que en parte del mundo virtual solo los que somos (perdona que te incluya)invitados (inmigrantes digitales, nos llaman)y estamos medio fuera consideramos ciertas cosas tan obvias, seguramente no porque seamos más listos (quizá también...perdón por la maldad), sino porque estamos medio fuera.
    Un saludo a los dos.

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  4. Hoy leía en una semi novela de cuyo autor no diré el nombre, que qué fácil es hablar de destino o de esfuerzo, tan contrarios, cuando la vida te da oportunidades. y lo que es difícil, eso sí, es vivir desdeñando los privilegios de una gente que vive sobre el sufrimiento de los demás. y yo lo hago. y es difícil y rara la vida.

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    1. "inmigrante digital", me encanta. Y nada de perdón, sino gracias por incluirme

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  5. De nada, Lansky.
    Señorita Sunshine, no está bien dejar las cosas así: hay que dar nombres, para que podamos seguir la pista. Un abrazo y gracias por pasar.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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