Ya, ya sé. Que la idea del progreso es como la de la decadencia: narraciones, relatos que hace tiempo consideramos como tales. Que no, que no hay avance lineal desde la barbarie y el caos hasta las alturas de la felicidad universal, ni caída en picado desde un paraíso perdido, donde todo era más real, más puro, mejor, y encima los tomates sabían a tomate. Vale, de acuerdo. Pero hay al menos una excepción, un aspecto en el que ese progreso es más que un espejismo. Algo en lo que la humanidad no ha dejado de superarse, de ir más allá, con espíritu olímpico, día tras día: la gilipollez. La gilipollez no tiene techo, es eternamente perfectible, alcanzándose sin parar hitos que hace nada parecían inalcanzables.
Encontré el otro día un folleto que anunciaba un curso de oneness, algo así como yoga de la unidad. Por los medios habituales (meditación, mantras, ejercicios físicos, imposición de manos…) sabiamente combinados se accede al yo interior, a la unidad de cuerpo, mente y ser universal. Imposible no sentirse golpeado por la luz reveladora de la verdad. Oneness. Diksha. La unidad. ¡Alcanzar la unidad! Y, como consecuencia, lograr la salud, el placer, el conocimiento: todo en uno, nunca mejor dicho. Una navaja suiza de la espiritualidad. Entrar en contacto con mi yo interior y tener de paso una excusa para ponerme esos pantalones anchos tan chulos. ..Joder, dónde hay que apuntarse…
Sin embargo, en cuanto pasó mi primer entusiasmo (y un errático recuerdo de Spinoza y de una camisa blanca que había visto en una tienda, perfecta para la ocasión), me dio por pensar:
1. Una vez contacte con mi yo interior, ¿qué cojones le digo? ¿Le agrego en facebook, para mantener el contacto? ¿Y si me cae mal?
2. Si se trata de varias sesiones semanales, a lo largo de varias semanas, y por tanto el contacto con el yo interior es frecuente, digamos que como un número favorito en el contrato del móvil o una tarifa plana de yo interior, ¿puede el yo interior seguir siendo interior? ¿No llegaría, por mor de la unidad, a ser exterior (luminoso, amplio, todo exterior: un yo con vistas)? Tendría entonces que buscar otro yo más interior, no sé… por medio del reiki, por ejemplo, hasta que ese fuese exterior, y así sucesivamente, realizando interminables prospecciones que me llevarían a la meditación trascendental , la biodanza, las flores de Bach o –Krishna no lo quiera- incluso a abrirme los chacras…convirtiendo insaciablemente en exteriores a todos esos yoes interiores exhumados…me dan escalofríos en el aura solo de pensarlo.
3. Si descubro mi unidad con el todo, con el ser universal, ¿debería pagar el curso?, ¿no estoy pagándome a mí mismo?, ¿no soy el curso?, ¿no podrían pagar El Everest, o el virus de la gripe, que son uno conmigo?
4. Finalmente, lo más importante: ¡¿Por qué coño estos folletos tienen que estar siempre tan mal escritos? ¿Puede sanarme alguien que no sabe acentuar? ¿Es que su yo interior no sabe leer ni escribir? ¿No podría, al ser uno con el universo, agenciarse un libro de estilo y la ortografía de la RAE, o incluso fundirse con ellos?
Sin dejar de fluir con la gilipollez universal hasta el infinito y más allá, bien yo o bien mi ser espiritual anotaremos en el blog los progresos hacia la trascendencia o hacia la tienda con la camisa blanca, lo que pase primero.
Macerata, 21 de julio de 2011:
ResponderEliminar"Que buena idea tuviste haciendo este blog. Asi, cuando estoy lontano, triste i azzurro solo tengo que leerlo y me siento mejor. Ya no hace falta suicidarme o escribir un poema sentimental, insoportable. Hoy,por ejemplo, he agradecido mucho regarder esta gilipollua.
(No hay acentos porque el teclado es italiano, no porque yo sea redactor de folletos de autoayuda)".